Historia del yacimiento
Con los datos de los que disponemos actualmente, la ocupación del núcleo de Monte Bernorio se extendería de forma continuada desde el siglo IX o VIII a.C. hasta el siglo I a.C., momento de la conquista romana.
La primera intervención “arqueológica” realizada en Monte Bernorio fue llevada a cabo por el Marqués de Comillas, que encargó a Romualdo Moro que excavara el castro en 1890 en busca de antigüedades. Aprovechando las frecuentes noticias de hallazgos de objetos arqueológicos durante las labores agrícolas, Moro comienza sus excavaciones descubriendo una necrópolis tumular, de las que recuperará, entre otros materiales, los célebres ajuares de armas (los puñales denominados de tipo Monte Bernorio).
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el lugar es fortificado aprovechando la línea de muralla. En el castro se producirán repetidos enfrentamientos por hacerse con el emplazamiento, que suponía una posición estratégica al dominar parte del llamado Frente Norte. En este momento se construye la pista que actualmente sirve para acceder a la parte superior del castro.
La segunda intervención arqueológica, dirigida por Julián San Valero Aparisi, se realizará en los años 1943,1944 y 1959. En estas campañas se excavaron distintas áreas del yacimiento, documentándose la muralla, tres de las puertas, así como diversas estructuras del interior del castro. En la zona de la necrópolis se excavarían dos túmulos de incineración de los que se recuperaron ajuares metálicos.
En el año 1992 fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica.
No se realizarían nuevas excavaciones desde las de San Valero hasta 2004, inicio del Proyecto Arqueológico “Monte Bernorio en su entorno”
El oppidum de Monte Bernorio
En realidad Monte Bernorio es un oppidum o ciudad fortificada (hillfort) uno de los grandes centros de población que en la Edad del Hierro funcionaban como cabezas o capitales de los pueblos y etnias que poblaban la zona. Según las investigaciones desarrolladas hasta el momento hay indicios de una primera ocupación en época Calcolítica y de Edad del Bronce (3000-2000 a. C. aprox.), pero su ocupación es continuada desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo I a.C., momento de la conquista romana.
Defensas
De forma natural su emplazamiento se caracteriza por estar bien defendido, con empinadas pendientes que, en algunos lados, presentan escarpes casi verticales. En sus laderas se han encontrado restos de muralla y fosos (excavados en roca en algunos tramos) y otros restos de obras de fortificación a base de terraplenes y trincheras dispuestas concéntricamente en torno a la cima donde se sitúa el castro. El recinto ocupado, que se extendía por la parte superior de la meseta, estaba amurallado y contaba con varios caminos y puertas de acceso.
Estructura Interior
Los espacios interiores del castro están muy afectados por la erosión, las labores agrícolas y los combates de la Guerra Civil (1936-37). Por estos motivos los indicios arqueológicos resultan escasos. Sin embargo en las morcueras que rodean las tierras de labor se han recuperado abundantes restos de los característicos molinos empleados en la Edad del Hierro, el sillarejo procedente de la cimentación de los muros de las viviendas y abundantes fragmentos de cerámica de esta misma época. En las zonas norte, este y sur son abundantes los materiales arqueológicos recogidos en zonas de desgaste, desagües y toperas, tanto en las proximidades de la muralla como en el interior. Destacan los restos de manteado de barro cocido, fragmentos de los muros de barro de las viviendas cocidos en el incendio que destruyó el castro.
El Castellum
Las evidencias indican que tras la toma del oppidum por las tropas romanas el núcleo fue destruido por un incendio cuyas evidencias aparecen en los niveles arqueológicos. A partir de esas evidencias parece que tras el incendio, tanto los espacios interiores como las defensas, fueron sistemáticamente destruidos en todo la meseta a excepción del extremo noroeste. En esa zona, la de más altitud de todo el núcleo, se destruyeron las construcciones, pero no así las defensas, preservando un amplio sector de este perímetro con su muralla, foso y la fortificación que protegía la puerta de este lado. Apoyándose en estas estructuras se construyó un ager o línea de fortificación al estilo de las legiones romanas, que rodeaba y protegía el castellum, fortín romano que tendría como objetivo la vigilancia del terreno circundante (controlando vías de comunicación y pasos naturales), así como evitar que el emplazamiento fuera ocupado de nuevo. Una de las estructuras más llamativas de está fortificación es la conocida como “Castillete”, una construcción en forma de torre, de trazado irregular. Sus restos se sitúan en el lugar de más altitud de toda la meseta. Sabemos que antes de las obras de fortificación desarrolladas en la Guerra Civil (1936-37) esta estructura tenía una altura conservada de varios metros más y que una parte importante de la construcción se desmanteló al ser empleada como cantera para los atrincheramientos. Es una estructura compleja, de planta poligonal, que fue excavada en la última campaña que desarrolló el arqueólogo J. San Valero en 1959. Esta construcción se interpreta como una torre de vigilancia que probablemente también servía para fortificar una puerta que permitía, desde el castellum, salir al interior de la meseta del Bernorio.
Otros yacimientos en el entorno
En las proximidades del castro, en el paraje conocido como El Castillejo (Pomar de Valdivia, Palencia), los equipos de E. Peralta Labrador del IEPAC localizaron y documentaron un campamento romano de enormes proporciones (probablemente el más grande en extensión ocupada de Europa) del cual partiría el ataque que supuso la completa destrucción del oppidum de Monte Bernorio durante las campañas de conquista contra los cántabros y astures (finales del siglo I a.C.).
En sus inmediaciones destacan los importantes yacimientos de la Edad del Hierro de Monte Cildá (Olleros de Pisuerga, Palencia), la Zona Arqueológica de Santibañez de la Peña y el castro de Las Rabas (Celada Marlantes, Cantabria).